Las residencias universitarias en Unicauca en crisis Imprimir

 

Marzo te sorprendió
con balas en la espalda,
te quitaron paisajes y faroles
y las lunas que viste crecer en tu ventana,
te quitaron las tardes y los árboles
y los domingos largos...
te arrancaron de pronto los años
que guardabas,
en cambio te entregaron
en cápsulas de odio:
todo el rencor que cupo
debajo de tus carnes.

Tomás Quintero, poeta caleño, un poema a la muerte de Tuto González, líder estudiantil muerto el 4 de marzo de 1971 en cuyo honor se rememora el nombre de las residencias estudiantiles 4 de marzo de Unicauca.

 

Reflexión sobre las residencias universitarias y el sistema de cultura y bienestar de la Universidad del Cauca


Noviembre 24 de 2015

Juan C Palomares


Desde su creación  las residencias universitarias han sido aparte de un sitio donde vivir, un hogar y, además, la esperanza para aquellos que no podían costearse un arriendo en la Ciudad Blanca para desarrollar sus estudios.  Allí,  junto a decenas de jóvenes con sueños, conviven estudiantes de distintas regiones del país entre los cuales se forman lazos de amistad y compromisos con la sociedad sin importar las diferencias culturales y de pensamiento. Pese a que las condiciones de la planta física son deplorables, los ocupantes de las residencias han alcanzado significativos triunfos como la obtención de matrículas de honor o el reciente otorgamiento de tesis honorífica a dos residentes por su investigación de soberanía alimentaria en el municipio de Cajibio.  Además han desarrollado proyectos con enfoque social como el sistema de movilidad en bicicleta.  A pesar de sus méritos y logros en varias ocasiones se les dice que son una carga para  la universidad.

El rector Juan Diego Castrillón, un ex residente, impulsa hoy políticas autocráticas encaminadas a destruir no solo las residencias universitarias sino todo un sistema de bienestar y cultura universitaria. Esto lo consigue mediante resoluciones y la derogación de acuerdos tales como el acuerdo 040 de 2003,  el cual fue fruto de luchas y movilizaciones. 

Con la reforma al sistema de cultura y bienestar desaparecieron el comité de bienestar y el comité interno de residencias, los órganos encargados de regularlas. Hoy no hay quién pueda asignar cupos. De tal modo que 20 de los 120 no han podido ser asignados en las residencias 4 de marzo y 5 de los 24 que pueden ser entregados en las residencias 11 de noviembre aún siguen vacíos. Y para rebosar la copa, aún no se ha ejecutado ni un solo peso de los 90 millones pactados en el paro del 2013 para la reparación del espacio.


votoyeducacion

Las residencias universitarias llevan  más de 100 años brindándole un techo a estudiantes de distintas partes del país  que luchan por estudiar y cumplir parte de sus sueños. Hacia 1980 las residencias Tuto González ofrecían 400 cupos. Pero después del terremoto en 1982, los beneficiarios del programa fueron engañados y sus cupos se redujeron a 120: una disminución del 70%. Evidentemente,esta situación amenazaba con un triste final de no haber sido por la toma del edificio donde hoy están ubicadas las residencias 4 de Marzo.  En estos días la situación se podría repetir.  Hay dos amenazas latentes.  La de tipo administrativo que he enunciado, y otra, que tiene que ver con la planta física.  Las instalaciones si antes no colapsan se pueden inundar.  Es decir, todo aquello por lo que cientos de estudiantes de varias generaciones han luchado durante décadas, se podría perder y, por lo tanto, no ser más que un recuerdo tal como lo son hoy las residencias de la Universidad del Valle.


Las instalaciones residenciales acogen en su seno a jóvenes del  Cauca, Nariño, Valle, Huila, Caquetá entre muchos de otros sectores del país. Sin lugar a dudas los residentes  tendrán que luchar junto a toda la comunidad estudiantil no solo por las residencias sino también por un sistema de cultura y bienestar para los estudiantes. Un sistema construido entre todos y para todos. No solo a conveniencia de  los administrativos.

Ha llegado la hora de despertar y rescatar la Universidad Pública como un bién público de todos y que deje de ser un fortín burocrático, es la hora de recuperar lo que nos han arrebatado porque mañana serán nuestros hijos quienes la necesitarán.

Última actualización el Miércoles, 25 de Noviembre de 2015 11:03