Según Jesús Anaya Rosique en su libro “Editar en la universidad. Paradojas y retos”, publicado por la editorial Universidad de Antioquia en 2010, las editoriales universitarias están en un escenario donde existe una dualidad contradictoria que produce variados retos: surgen del mundo académico para satisfacer importantes necesidades de difusión y al mismo tiempo, moverse en la calidad industrial y comercial del libro que a su vez, es un producto muy particular.
La actividad editorial de las universidades tiene que ver con los resultados de la vida académica y de los grupos de investigación en forma de textos científicos, de estudio y de consulta para la educación superior principalmente. Estas necesidades académicas para la difusión de su quehacer por medio del libro, son distintas a las editoriales privadas y comerciales, cuyo fin primordial es ver al libro como una mercancía de consumo en una sociedad capitalista. Por lo tanto, las editoriales universitarias no deben confundirse con empresas privadas donde prevalece la finalidad de la rentabilidad comercial. Sin embargo, las editoriales académicas entran también en esas lógicas comerciales, debido a la necesidad que tienen de difusión y visibilidad de sus libros.
Según Marianne Ponsford (2019), directora del CERLALC (Centro regional para el fomento del libro en América Latina y el Caribe), basándose en las cifras provenientes del ISBN, -el registro identificador de cada libro-, en Latinoamérica ha habido un aumento de los títulos registrados de las universidades, de tal manera que corresponden al 12% en el 2017. Así lo corroboran otros autores, diciendo que: “La edición académica en España y América Latina está en plena vitalidad”. Para el caso de Colombia, el 25% de los ISBN asignados en 2017 fueron para libros universitarios; entre ellos se destacan los libros de humanidades y ciencias sociales.
Ponsford (2019), anota que el libro tiene un doble carácter. Es un bien económico y a la vez un bien cultural. Por este doble carácter genera valores para la sociedad y, por las relaciones que se dan entre sus múltiples actores que se involucran en la cadena de producción del libro, da lugar a valores intangibles que no se pueden desdeñar.
Los libros que producen las editoriales universitarias deben tener una calidad indispensable que interesen a la comunidad en general, y en particular, a la comunidad académica y científica. Señalamos a la comunidad en general, porque allí se sitúan quienes toman las decisiones para el bien común, es decir las decisiones informadas que deben tomar responsablemente los políticos. Por esta razón, el depósito legal que normalmente se hace desde las editoriales, llega también a la Biblioteca del Congreso de Colombia.
Quienes están involucrados en la calidad de los libros de las editoriales académicas son los editores universitarios (su principal responsable) y su equipo de logística, los correctores de estilo y diagramadores, y, por otra parte, los impresores. El editor universitario debe ser un profesional capaz de ayudar a escribir y publicar un libro, cuya finalidad es la diseminación cultural que es una parte importante del quehacer universitario.
Hasta aquí he escrito de manera general sobre las editoriales universitarias. Ahora me referiré a la tesis.
Como editores, en nuestro habitual trabajo editorial, son repetidas las ocasiones en que nos encontramos en la situación de tener una respuesta adecuada y una guía a los autores que desean publicar libros provenientes de una tesis, ya sea de maestría o de doctorado. En una editorial académica, como la Editorial Universidad del Cauca, es importante reflexionar sobre el camino que recorre una tesis hacia un libro, un camino arduo, pero que puede ser fructífero y que previamente necesita una apertura cerebral.
El autor que quiere dar este paso debe pensarse de alguna manera como un divulgador científico. El divulgador en otros países, como España y Argentina, tiene un papel más vistoso y reconocido. El interés público por la academia y sus tareas depende en parte de cómo es divulgado el quehacer académico, de la forma como se ofrece al público la producción universitaria. Poner al alcance del público los desarrollos académicos y lo que la academia piensa sobre el acontecer nacional e internacional es uno de los objetivos de las editoriales académicas.
Los orígenes de una tesis son particulares. Por su misma naturaleza de requerimiento universitario para alcanzar un título, su tema es limitado a un campo específico del saber. La tesis, además de tener la pretensión de ser una contribución original al conocimiento científico, proviene de unas condiciones propias que tienen las universidades para sus trabajos académicos. Tienen y responden a un protocolo previo, a las exigencias y la guía de un tutor, por lo tanto, por añadidura, la estructura de las tesis se debe ceñir a unos tiempos definidos para terminarse, y, por último, defenderse ante un jurado en respuesta a unos requerimientos formales (Touza 2011).
El propósito final de las tesis es convencer al jurado de que tanto los requisitos como la investigación, durante el tiempo que ha durado la formación de postgrado, se han hecho bien y adecuadamente. Las discusiones teóricas de la tesis no consisten en especulaciones que puedan dar lugar a un estilo de narración libre, sino que están limitadas por los hechos y el contraste indispensable con la literatura científica existente sobre el tema. Por lo tanto, su estilo de escritura es rígido y acotado para generar la confianza necesaria en el reducido auditorio de que las cosas se han hecho bien.
Estas condiciones impactan en el estilo de la escritura de la tesis ya que, por lo general, tiene un formato rígido. El tipo de escritura que se utiliza proviene de un argot especializado del campo de saber donde se ha realizado.
Un libro, por el contrario, tiende a ser más libre y no necesita precisamente de originalidad, pues el autor puede imaginar escenarios que no son los circunscritos en una tesis. El autor debe saber que su libro está dirigido a un público más amplio y menos especializado, por lo tanto su escritura tiene que configurarse de manera distinta a la de una tesis. Al contrario de esta, el público de un libro no es el jurado, sino un auditorio que sobrepasa a los pares enmarcados en la disciplina. Su público lo conforman unas personas interesadas en el tema de una manera más general que ha conseguido el libro de manera comercial por medio de las distribuidoras de los libros universitarios; sus lectores, en primer lugar quieren disfrutar de su lectura, el libro será entonces un dispositivo móvil que no necesita recargarse, que servirá de compañía a varias personas y, quizás, a varias generaciones. Un libro tiene un soporte que lo hace particular, ha sido diagramado como un objeto físico que proviene de la comunión de un lenguaje visual y textual que son prefigurados (Piccolini 2017). En el caso del libro académico autor, del editor y el equipo editorial harán un trabajo conjunto para crear el objeto que contribuirá a la bibliodiversidad.
La tesis, por su naturaleza, debe tratar de probar una hipótesis y adoptar las rigideces de un método. Generalmente, el libro es más libre en sus afirmaciones y su estilo debe dirigirse hacia la claridad con mayor fluidez. La voz del autor debe ser cautivadora y despojarse hasta donde se pueda del argot. Esa voz tiene importancia, no será solo el contraste con el estado del arte de la disciplina, sino la expresión más libre del pensamiento, será, en resumen, un narrador de una buena historia.
Por otra parte, la bibliografía del libro debe ser la libre documentación de los saberes que ayuden al lector y no una demostración de la exhaustividad de las fuentes para probar una hipótesis.
Las editoriales académicas estamos al tanto de que un libro crea una realidad y que la ciencia es parte de la cultura y que la cultura es parte de la ciencia, como lo anota Eduardo Punset (2009), un gran divulgador español. La tesis pueden ser el sustrato de un libro, pero se requiere de una catálisis en la actitud y en el pensamiento para hacer de aquella un libro. Estas reflexiones iniciales en mi labor como editor pueden ayudar a quienes se embarcan en el navío para el viaje desde una tesis hasta el feliz puerto de un libro.
Referencias Citadas
Anaya Rosique, Jesús
2010 Editar en la universidad. Paradojas y retos. Editorial Universidad de Antioquia.
Giménez Toledo, Elea y Juan Felipe Córdoba Restrepo
2019 Edición académica y difusion. Libro abierto en Iberoamérica. Contraportada (4): 150-55. Bogotá: Universidad de los Andes.
Piccolini, Patricia
2017 Diseño y edición: la importancia de hacer equipo. Contraportada (2): 18-29. Bogotá: Universidad de los Andes.
Ponsford, Marianne
2019 La importancia de fomentar el libro de cooperación en la región. Contraportada, (4):102-113. Bogotá: Universidad de los Andes.
Punset, Eduardo
2009 Por qué somos lo que somos. España: Editorial Aguilar
Touza, Sebastián
2011 Consejos editoriales para publicar una tesis como libro. Argentina: Editorial Universidad Nacional del Cuyo. Disponible en www.ediunc.uncu.edu.ar/public/js/mfm/editor/pdf/Tesis_a_libro_4.pdf