A los 15 años ingresó a la Escuela Amadeo Roldán y, más adelante, se graduó como Licenciada en Música con especialización en Piano en el Instituto Superior de Arte de Cuba, institución en la que también realizó su Maestría en Arte con mención en Música.

De sus primeros años en el mundo de la música, evoca con especial cariño una época en la que “Había seis salones para clases de piano. Cada uno tenía un piano cuarto de cola Yamaha, que también usábamos para estudiar en los horarios en que no había clase. Desde temprano marcábamos los pianos donde queríamos estudiar. Nos daban permiso para estudiar hasta las once de la noche. Cuando salíamos del aire acondicionado hacía tanto calor afuera que nos turnábamos para vigilar al de la seguridad y meternos en la piscina. Siempre había uno que se tenía que quedar mirando. Cuando regresaba el vigilante, salíamos corriendo, mojados, cansados, pero contentos”.

Además, la profesora Adriana recuerda con gratitud a aquellos que contribuyeron a su formación: “Mi maestro de piano fue Frank Fernández, graduado del Tchaikovski de Moscú, al igual que Teresita Junco, que fue mi docente de metodología del piano, Olguita Valiente, que me impartió la asignatura de Acompañamiento, y Jorge Luis Herrero, que fue mi maestro de Historia del Pianismo”. Esta exigente formación moldeó no solo a la pianista, sino también a la pedagoga en la que se convertiría. Con el tiempo, Adriana desarrolló una carrera sólida como pianista solista y acompañante, sumado a su trabajo como especialista en el Departamento de Desarrollo Artístico del Instituto Cubano de la Música. Paralelamente, impartía clases en el Instituto Superior de Arte, y más adelante integró la Orquesta de la Radio y la Televisión Cubana, participando en programas, grabaciones y producciones con diversas agrupaciones de música popular.

En 2006, una invitación cambiaría el rumbo de su vida, “Llegué por primera vez a Popayán invitada por la Universidad del Cauca para trabajar en el Área de Piano del Departamento de Música. Entré a Colombia con visa de trabajo y un contrato como ocasional a tiempo completo por un año. No conocía el Cauca. Me encontré con un programa de Licenciatura en Música diseñado para impulsar y cualificar el proceso musical en niños y jóvenes de la región. Me impactaron dos cosas: el talento musical de muchos estudiantes y, al mismo tiempo, el poco dominio de conocimientos teórico-prácticos para abordar la música, pero me demostraron que cuando hay talento y disciplina, en cuatro semestres pueden desplegar habilidades fundamentales para su desarrollo profesional”.