La División de Gestión de Medios y Recursos Bibliográficos gestiona, facilita y apoya en forma racional y equitativa los diversos procesos académicos e investigativos conjugando el talento humano, los recursos bibliográficos y tecnológicos en forma eficiente, que conllevan a la formación integral de una sociedad en permanente desarrollo.
Ser un centro líder regional y nacional con información documental e histórica pertinente para la comunidad académica; contando con recursos económicos, bibliográficos y talento humano comprometido con la alta calidad, apropiando tecnologías de información y comunicación, para apoyar los procesos de formación, investigación e interacción social.
La Ley del 18 de marzo de 1826, fija las bases generales de la enseñanza oficial, en su Artículo 31 estatuye que en cada capital de departamento se estableciera una universidad, o en las cabeceras de cada cantón en que hubiera razón para ello. Los departamentos eran tres: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, en su Artículo 35 ordena que cada universidad para su funcionamiento debiera tener una biblioteca pública; en el Artículo 38 de la misma Ley se autoriza la consecución de una imprenta.
El General Francisco de Paula Santander mediante el Decreto expedido en Santafé de Bogotá el 24 de abril de 1827, crea la Universidad de Popayán y se le adjudicaron los bienes y las bibliotecas de los extintos conventos de Santo Domingo y San Francisco, muchos de los libros y documentos (aún forman parte de las bibliotecas); la mayoría de las obras eran de carácter eclesiástico y ejemplares rarísimos de ediciones agotadas en Europa.
Tanto la Ley del 18 de marzo de 1826, como el Decreto expedido en reglamentación de ella, precisaba la necesidad que en toda universidad se colocara una imprenta para el fomento de las publicaciones útiles, también disponía que se proveyese de bibliotecas adecuadas a todos los institutos para consulta y esclarecimiento de las materias de estudio.
Como el presupuesto de la universidad no podía por si sola sufragar los gastos y la traída de la imprenta era costosa, se inició una suscripción entre particulares pudientes, es así que entre 26 ilustres personajes de esa época, se recaudaron $1.069 pesos para la compra; el doctor José Joaquín Mosquera fue encargado de comprar la imprenta en París y el 8 de mayo llegó a Popayán.
En el acta del 4 de mayo de 1831, se encuentra el reglamento acordado para el uso y manejo de la imprenta, bajo la supervisión del señor Don Lino de Pombo, el cual debía asegurar buenas publicaciones correspondientes a un periódico político, filosófico y literario, interesante y propio de un pueblo ilustrado y culto; la primera publicación fue el boletín político y militar del domingo 11 del mismo mes. Todavía existen en el archivo histórico de la Universidad numerosos folletos y programas de enseñanza de varias asignaturas de la época.
La organización y fomento de la biblioteca fue dada bajo el cuidado del señor don Manuel José Mosquera, mientras estuvo al frente del instituto. En el acta de la Junta de Gobierno del 11 de agosto de 1830, se lee que a: “misión suya” la Junta vota la partida de $500 pesos anuales, para la compra de obras científicas modernas en Europa, y que se adjuntase a los fondos bibliográficos de la biblioteca, constituidos en su gran mayoría por obras eclesiásticas que pertenecieron a los extinguidos conventos de la Santo Domingo y San Francisco.
La Biblioteca con acervos importantes de libros, adquiridos en diferentes épocas, más los fondos bibliográficos de carácter religioso y otras obras eclesiásticas pertenecientes a los conventos extintos. Estos “sufrieron importantes y lamentables pérdidas” en épocas de conmociones políticas, en las cuales el espacio físico de la Universidad sirvió de cuartel de tropas colectivas e indisciplinadas, hechos ocurridos en 1840, 1861 – 1863, 1885 – 1900, obras valiosísimas de ediciones agotadas en Europa se vendieron “al peso”, como papel inservible y la imprenta que se utilizaba para las publicaciones de conferencias fue destruida para ser convertida en balas para los cañones. A pesar de todo lo ocurrido hasta el año de 1927, la biblioteca poseía 7 mil volúmenes valiosos.
El Doctor Domingo Cajiao Rector de la Universidad 1877 – 1878, en una parte de su informe rendido al Presidente del Estado se lee: “Lamentable era el estado del edificio del colegio cuando me hice cargo de ellos, muebles despedazados, destruida casi prácticamente la biblioteca, los instrumentos del gabinete de física, una parte completamente inútil y otra se llevaron los revolucionarios, el archivo de la secretaria quemado y despedazado”.
A partir de 1900 muchos rectores, se preocuparon por la recuperación de la biblioteca y su importancia dentro del desarrollo académico, teniendo como premisa la importancia de ella, dentro del contexto histórico-social de la Universidad, en la nación y en el mundo.
En el informe anual rendido por el señor Gerardo C. Paredes F., en 1948, al Señor Rector y al Honorable Consejo Directivo de la Universidad, hace observaciones sobre la organización de la biblioteca en distintos aspectos; para lograr mejoras cuantitativas y cualitativas solicita ampliación de salones, dotación de mobiliarios e informa a su vez se dé la posibilidad de buscar la forma de conservar las colecciones de libros que pertenecieron al excelentísimo señor Manuel José Mosquera, arzobispo de Santafé de Bogotá y donados por la Señora Natalia Diez de Iragorry, y otras colecciones “que se pueden considerar solo como valor histórico”.
En el mencionado informe relata que se poseen diversas revistas de carácter científicas, técnicas, y literarias, que han sido y continúan siendo canjeadas con las publicaciones de nuestra universidad; e informa que la biblioteca cuenta con una sesión de pergaminos, colecciones valiosas de más 3900 volúmenes según catálogos existentes, y libros que fueron editados desde los albores de la imprenta hasta el siglo XVIII.
A raíz del lamentable estado de desorganización en que se encontraba la biblioteca en 1948 se consideró importante, que el señor Gerardo C. Paredes F., recibiera instrucciones sobre técnicas bibliotecarias modernas, es así como en del mes de septiembre del mismo año, se desplazó a la capital de la republica con el fin de hacer estudios en Biblioteconomía bajo la orientación del profesional de Don Rubén Pérez Ortiz, bibliotecario de la Escuela Normal Superior de Colombia, y a su vez también recibió instrucción del doctor Manuel José Forero, jefe de la sección de clasificación y catalogación el Biblioteca Nacional.
En el mencionado informe relata que se poseen diversas revistas de carácter científicas, técnicas, y literarias, que han sido y continúan siendo canjeadas con las publicaciones de nuestra universidad; e informa que la biblioteca cuenta con una sesión de pergaminos, colecciones valiosas de más 3900 volúmenes según catálogos existentes, y libros que fueron editados desde los albores de la imprenta hasta el siglo XVIII.
A raíz del lamentable estado de desorganización en que se encontraba la biblioteca en 1948 se consideró importante, que el señor Gerardo C. Paredes F., recibiera instrucciones sobre técnicas bibliotecarias modernas, es así como en del mes de septiembre del mismo año, se desplazó a la capital de la republica con el fin de hacer estudios en Biblioteconomía bajo la orientación del profesional de Don Rubén Pérez Ortiz, bibliotecario de la Escuela Normal Superior de Colombia, y a su vez también recibió instrucción del doctor Manuel José Forero, jefe de la sección de clasificación y catalogación el Biblioteca Nacional.
Durante las décadas del 50 al 80 del pasado siglo, la biblioteca de la Universidad toma con rigurosidad las medidas pertinentes para de organización documental, inventario de existencias, arreglos locativos y otros detalles necesarios para el advenimiento de las épocas tecnológicas, inherentes y acordes con el desarrollo global.
En el año 1970, se reubican desde el claustro de Santo Domingo, las colecciones bibliográficas de la Facultad de Medicina; este mismo año, cambia de nombre a División de Ciencias de la Salud al fundarse la Escuela de Enfermería; requiriendo el incremento de las colecciones bibliográficas y capacitación del personal para su funcionamiento.
En el año 1982, se forma la biblioteca para la Facultad de Ciencias de la Educación en el edificio donde funcionaba el Liceo Nacional “Alejandro de Humboldt”, con libros y otros documentos sobre Educación y ciencias exactas que formaban parte de las colecciones ubicadas en la biblioteca para las ingenierías del Campus Universitario Tulcán.
Desde la Biblioteca Central, ubicada en el claustro de Santo Domingo se trasladó las colecciones bibliográficas de ingenierías al edificio de la Facultad de Ingeniería Civil, inaugurado en los años 1950; luego se amplía la biblioteca con colecciones para los programas académicos de Ciencias Naturales, Exactas y de la Educación e Ingeniería Electrónica.
Después del terremoto de 1983, que asoló, la capital del departamento, el edificio de Santo Domingo sufrió daños considerables, razón por la cual las bibliotecas: central (material bibliográfico para Ciencias Humanas y Sociales y Bellas Artes) y la biblioteca de Derecho y Ciencias Administrativas y Contables, fueron trasladas al edificio de la Facultad de Ingeniería Civil.
Entre los años 1984 a 1987 empieza a construirse un gran edificio, con miras de conformar el Centro de Informática, donde se reunirían todas las bibliotecas dispersas en las diferentes facultades de la Universidad, “una biblioteca unificada que no pudo ser” (Gómez).
Esta construcción post-terremoto llamada Biblioteca Central, solo pudo alojar las colecciones bibliográficas para los programas académicos de las facultades de: Ingeniería Civil, Ingeniería Electrónica y de Telecomunicaciones y Ciencias Naturales, Exactas y de la Educación.
Mediante Acuerdo número 086 del Consejo Superior del 1 de diciembre de 1998, se autoriza el cambio de nombre de la biblioteca Central; es así como el 23 de abril 1999, se coloca la placa conmemorativa con el nombre “Biblioteca Central José María Serrano Prada”.
En el año 1987, se traslada las colecciones bibliográficas de Ciencias Humanas y Bellas Artes al edificio El Carmen y las colecciones bibliográficas de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales, regresan al edificio de Santo Domingo, de donde después del año 2000, fue traslada al edificio El Carmen.
En el año 2000, se traslada desde la Biblioteca Central José María Serrano Prada, colecciones de las áreas disciplinares y afines a los programas académicos de Ciencias Agropecuarias a las edificaciones de la Facultad, en el sector de las Guacas y se incrementa las colecciones mediante compras.
En el año 2004, se inicia una sala de estudio con colecciones bibliográficas en la sede Norte en Santander de Quilichao.
Las colecciones de Ciencias Administrativas y Contables fueron reubicadas en la Biblioteca Central José María Serrano Prada en el año 2006 y posteriormente al edificio propio de la facultad en el año 2013, el Campus Universitario de Tulcán.
La automatización de la División se inició en el año 1999, con la adquisición de un software bibliográfico; de manera simultánea se amplían las colecciones con recursos electrónicos especialmente bases de datos bibliográficas en texto completo, multiusuario y con acceso remoto; fortaleciéndola con colecciones en diferentes formatos, constituyendo así, una biblioteca híbrida, lo que ha permitido el posicionamiento de la biblioteca en un ámbito nacional e internacional.
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