¡Enseñar con el corazón! El poder de transformar vidas, por vocación

¡Enseñar con el corazón! El poder de transformar vidas, por vocación

20 mayo, 2025
Para esta casa de pensamiento que es #PatrimonioDeTodos, hay una fecha que encarna, de manera especial, su misión y compromiso con la sociedad: ¡el Día de las y los Maestros! Así que, para conmemorarlo, por segundo año consecutivo, damos inicio al especial #HistoriasQueInspiran, una serie que busca exaltar la labor profesoral a través de relatos emotivos que dan cuenta del impacto transformador de la educación. En esta oportunidad, y para empezar con pie derecho la edición 2025, traemos como protagonista a la profe Andrea Calderón Villarreal, una mujer talentosa que encarna un relato que invita a reflexionar sobre cómo desde las aulas, y más allá de ellas, quienes se dedican a formar a otros, impactan en la vida de sus estudiantes.

En el inmenso y variado universo de la educación, hay momentos que marcan el destino de quienes se atreven a soñar en grande. Hace 13 años, en un día que parecía como otros, se empezó a gestar una historia extraordinaria en las aulas del Departamento de Comunicación Social de la Universidad del Cauca. En esa hora cero, cuando el reloj marcaba el inicio de un nuevo capítulo, Andrea Calderón Villarreal cruzó las puertas de su alma mater, esta vez no como estudiante, sino como la guía que había anhelado ser desde muy pequeña.

Egresada de este mismo programa, su viaje académico la llevó a explorar nuevas fronteras del conocimiento en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito, Ecuador, donde obtuvo su título como Magíster en Estudios de la Cultura con mención en Artes y Estudios Visuales. Hoy, como candidata doctoral en Etnobiología y Estudios Bioculturales en Unicauca, Andrea se ha convertido en esa profe cercana, que regresó hace más de una década a la casa que la formó, para materializar sus sueños y compartir su pasión por el conocimiento.

Y es que, en sus clases, no solo enseña; crea un espacio donde las Teorías de la Comunicación se entrelazan con la estética y el arte. Desde Electivas Artísticas hasta Apreciación Audiovisual y Estética y Producción Mediática con enfoque audiovisual, esta profe invita a sus estudiantes a explorar no solo el contenido académico, sino también a descubrir su propio potencial creativo.

Imagen de la profesora Andrea Calderón y estudiantes
Fotografía: suministrada.
Imagen de la profesora Andrea Calderón y estudiantes de Comunicación Social
Fotografía: suministrada.

Su recorrido es un testimonio inspirador de cómo el regreso a casa puede ser también un acto de generosidad hacia quienes buscan encontrar su voz en el mundo. Así que su historia sí que nos hace reflexionar cómo detrás de cada elección profesional suelen influir diversos factores, como el entorno familiar, el desempeño escolar o los referentes cercanos.

Y como sucede en muchos casos, casi siempre, hay una experiencia que marca el rumbo, y para la profesora Andrea, ese momento llegó cuando era apenas una niña, “Mi primera aproximación a la docencia fue como a los 8 años.

En ese momento vivía en zona rural con mi mamá e iba a la escuela de esa zona, el racismo y el maltrato de los profesores hacia los estudiantes era una práctica constante y naturalizada. Había una niña, hija de una amiga de mi mamá, a quien la profesora regañaba y castigaba de forma recurrente arrodillándola en granos de maíz, por no aprender o por no entender; pero el problema no era la niña, el problema era la forma en que la profesora enseñaba. Entonces por las tardes, cuando la niña y su mamá venían a mi casa, jugábamos a la escuela y yo le explicaba cosas que nos habían enseñado…jugando la niña era muy receptiva. Luego, cada logro de la niña me alegraba, era confirmar que el problema no era ella, el problema era el sistema. Obviamente eso lo entiendo ahora porque en ese entonces sólo me hacía feliz jugar a la profesora”.

Es claro entonces que la profesora Andrea tuvo, desde muy pequeña, una sensibilidad especial por la docencia y, años más tarde, se le presentó la oportunidad de entrar a trabajar como profesora en la Universidad del Cauca, lo que consideró una forma de compartir y retribuir lo que había recibido. Desde entonces, ha procurado enseñar con cariño y generosidad, buscando que sus estudiantes no solo adquieran conocimientos, sino también aprendizajes significativos para la vida, que les permitan reflexionar sobre quiénes son y en quiénes desean convertirse.

“Ser profesora me ha regalado mucho, me ha permitido redescubrirme como persona, me ha obligado a tomar posiciones políticas que antes no veía necesario tomar. Una de las cosas bellas que me ha dejado el ser profesora, o que agradezco, es haberme reconocido como feminista. O sea, tener por fin la voz para decir “soy feminista”, y eso surge a partir de un compromiso ético con mis estudiantes, porque considero que es importante poder aportar desde la vida misma en perspectivas, y en miradas que nos permitan comprendernos como seres complejos, como seres inmersos en contextos que requieren tomar posición, seres diversos que nos permitan también encontrar de alguna manera escenarios y espacios diversos de escucha y sano conflicto”.

Esta talentosa mujer, nos recuerda que la educación superior, no sólo transforma las vidas de las y los estudiantes, también transforma las vidas de las y los profesores, mientras le permite encontrar sus propias pasiones, luchas y banderas.

 

Fotografía: suministrada.
Imagen de la profesora Andrea Calderón y estudiantes de Unicauca
Fotografía: suministrada.

Por esa razón, para esta Unicaucana, enseñar es una experiencia profundamente humana, que implica vínculos similares a los de una familia, con afectos y tensiones, ya que ha vivido cambios sustanciales y significativos con sus estudiantes, desde quienes inicialmente muestran rechazo, hasta convertirse en personas cercanas y receptivas, pasando por aquellos jóvenes que recibe en su primera clase, muy desconectados, pero que evolucionan hasta convertirse en profesionales, llevándose consigo algo de lo compartido en el aula.

“Creo que ser profesora es una dignidad. Creo que agradeceré toda la vida a quienes me dieron la oportunidad y que me la siguen dando. Creo que esto es una profesión que no se trata de ejercerla durante un tiempo, creo que cuando uno decide entrar en este universo de ser profesor, lo hace para toda la vida, y para mí, el mensaje más fuerte es que hay que enseñar con cariño, que hay que enseñar no necesariamente lo que uno cree, sino teniendo en cuenta a quienes uno les va a enseñar, contemplando los universos de esas personas, que no siempre coinciden con los nuestros, y creo que desde el amor, desde la creatividad y desde el trabajo comprometido, efectivamente reivindicamos esta posición de ser profesores”.

No nos queda duda de que la profesora Andrea disfruta su labor porque le permite explorar, jugar y transformar contenidos complejos en aprendizajes cercanos y significativos, usando metodologías creativas y artísticas que hacen de la teoría una experiencia aplicable y divertida. Valora, además, el respaldo de sus colegas, quienes han apoyado propuestas como las Electivas Artísticas, centradas en el cómic, la novela gráfica, la narración textil y la perspectiva de género, lo que le ha permitido trabajar en un entorno colaborativo que enriquece los procesos pedagógicos y los llena de sentido.

“Para mí el Día del Profesor, o el Día de la Profesora, es un día que me llena de orgullo, es un día que me hace sentir afortunada de ejercer esta profesión, me hace sentir importante, y me genera también un compromiso con la Universidad y con los estudiantes. Creo que los profes son personas que afectan directamente la vida de quienes son sus estudiantes. Mi vida estuvo marcada por profes muy especiales que contribuyeron a formar lo que soy hoy como persona y profesional. Sentirme vista, reconocida y valiosa me hizo querer que mis estudiantes también se sientan así. Entre otros nombres están las profas Lucila, Dilia, Socorro, Amparo, Irma Piedad, Olga Patricia, Piedad, Rosemary, Olga Lucía y los profes Nelson y Guillermo, entre tantos otros”, concluye emocionada reconociendo y exaltando la huella que dejaron otras maestras y maestros en su propia vida.

Así, damos inicio a estas #HistoriasQueInspiran en su segundo año; una serie que da voz a relatos que, aunque a menudo permanecen en la sombra, brillan con fuerza al ser narrados y cuando los compartimos con más personas. La historia de la profesora Andrea es un ejemplo vivo de ello: una educadora cuya entrega, creatividad y humanidad han dejado una huella imborrable en la vida de sus estudiantes. En una institución donde el verdadero patrimonio radica en su gente, es un honor reconocer a profesionales como ella. ¡Feliz Día, profe Andrea! Gracias por enseñar con el corazón en esta casa que es #PatrimonioDeTodos y por recordarnos que cada lección va más allá de las aulas.

Imagen de la profesora Andrea Calderón y estudiantes
Fotografía: suministrada.
Redacción: Centro de Gestión de las Comunicaciones

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