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Otras aulas, otras memorias: el barrio se tomó el VIII Simposio Internacional de...

Otras aulas, otras memorias: el barrio se tomó el VIII Simposio Internacional de Memoria, Conflicto y Paz

16 octubre, 2025
En tiempos de profundas transformaciones tecnológicas, sociales y culturales, la Universidad del Cauca llevó el VIII Simposio Internacional de Memoria, Conflicto y Paz al barrio Lomas de Comfacauca, un escenario donde el arte, la tecnología y las memorias urbanas se encontraron para reflexionar sobre el sentido de lo humano y el papel de la Universidad en diálogo con su territorio.

Nos encontramos atravesando cambios de paradigmas en todos los aspectos de la vida humana: desde las formas de interpretar la materia y energía con el avance de la física y la computación cuántica, pasando por el debilitamiento de las democracias liberales y los auges de autoritarismos, hasta la comprensión de la conciencia con la inteligencia artificial que se consolida en la actualidad y pone en disputa las formas de interpretar la vida laboral, educativa, las relaciones sociales y los aspectos cotidianos ligados a lo profundamente humano. Como menciona la investigadora argentina Flavia Costa, nos adentramos en una era donde la tecnología no es solo un soporte de la vida, sino una forma de desarrollar la vida misma, lo que ha denominado como Tecnoceno. Este reflejo ante la tecnología avanzada nos interpela, nos cuestiona, nos permite parar un momento y preguntarnos ¿qué nos hace realmente humanos? 

Lo interesante es que como humanidad, hemos atravesado por el asombro en innumerables momentos, con nuevas tecnologías que han cambiado radicalmente nuestra experiencia en la Tierra, como el fuego, la escritura, la matemática, la agricultura y todo el conocimiento aplicado que es en sí lo que entendemos por tecnología, como una extensión de nuestros sentidos limitados ante la inmensidad y misterio de la naturaleza misma. La diferencia con las actuales tecnologías es que posiblemente superen lo que hemos valorado y reservado en lo humano durante los últimos siglos: la inteligencia, la razón, el pensamiento, la lógica, el lenguaje y el conocimiento.

Fotografía: Suministrada
Fotografía: Suministrada

La Universidad ha jugado un papel fundamental, mas no único, en el desarrollo del conocimiento, las artes, las ciencias y los paradigmas que consolidan las realidades sociales y culturales. Hoy la Inteligencia Artificial (IA) pone un nuevo lugar -quizás no tan nuevo- de aprendizaje y conocimiento acumulado, y con un clic en tu celular o computadora puedes acceder a Sócrates, Hipatia de Alejandría, Da Vinci, San Agustín, Sor Juana Inés de la Cruz, Newton, Spinoza, Marie Curie, Einstein, Hannah Arendt o a la lectura astrológica del signo zodiacal, con las interpretaciones egipcias, chinas, mayas y numéricas, todo de acuerdo al prompt que se ingrese.

Podríamos estar hablando de un proceso de democratización del conocimiento sin precedentes en la historia, pero con las limitaciones materiales de quienes en el siglo XXI no cuentan con celular ni internet, o las limitaciones en comprender el trasfondo de este nuevo paradigma que perfectamente podría consolidarse como la nueva forma de verdad científica de nuestros tiempos, con la posibilidad de que defina qué pensar, cómo pensar y, como consecuencia casi que directa, qué hacer. Aquí ya nos acercamos a la literatura y la ciencia ficción, que más que predicciones sobre nuestro presente y futuro, han sido símbolos y lenguajes para entender lo complejo de lo humano. Quizás una lectura de la novela 1984 de George Orwell nos parecería familiar con lo actualmente acontecido.

 

Estos fueron los debates que, en los ciclos formativos, iniciamos con las y los profesores del Programa de Formación Integral Sociohumanística – FISH en febrero de este año, con una interpelación directa a nuestra realidad en las aulas y que nos ponía en la encrucijada de pensar los cambios del mundo pero, sobre todo, el qué hacer, cómo actuar, cómo seguir, hacia dónde apuntar los esfuerzos educativos y pedagógicos ante las incertidumbres del futuro. En medio de estas conversaciones y ante las rígidas formas de interpretar los cambios y la realidad, la palabra arte aparece como magia, como un sentido disruptivo de los esquemas, como formas de crear otras realidades cuando otras se derrumban. Este es el poder del arte, al que la tecnología más avanzada de hoy no ha alcanzado, al menos hasta ahora. 

Por esos días conversaba con una gran artista y amiga, Daniela Tobar, quien dirige la sala regional de mujeres artistas del proyecto Venus-Ubuntu, que este año desarrollaba su segunda versión en la ciudad. Nos enfrentábamos a los mismos debates: la tecnología, el arte y el actual ascenso de movimientos autoritarios que disputan el sentido común, los significados, las referencias modeladas de vida y los deseos más profundos en función de un proyecto reaccionario, como ocurrió hace un siglo aproximadamente en Europa, que conllevó a más de 50 millones de víctimas con el ascenso del fascismo y los totalitarismos. 

Fotografía: suministrada.
Fotografía: Suministrada

La conclusión de estas conversaciones y encuentros fue el hacer, no queda de otra, vamos reflexionando, estudiando, pero vamos haciendo, vamos creando formas, espacios, lugares que nos permitan pensar la tecnología y el arte en nuestro momento. Pero aparecen preguntas interesantes y retadoras: ¿con quién dialoga la Universidad?, ¿con quién conversamos estos temas?, ¿cuáles son las memorias que atraviesan la región? Aquí es donde las aulas también se desintegran y abren la posibilidad de conversar con la cotidianidad de las aceras y calles angostas, con el ruido del comercio local en las mañanas, la ropa colgada en las ventanas y el bafle con el volumen indicado para sonar la salsa que culmina la tarde en el barrio. 

Con Daniela habíamos trabajado y conocido a las Tamboreras del Cauca, un grupo de mujeres víctimas del conflicto armado que resisten con el tambor y una memoria cargada de vida en una lucha por la verdad y la justicia. Ahí conocimos a doña Gloria Medina, una mujer incansable que vive en el barrio Lomas de Comfacauca, el primer barrio de interés social de las víctimas del conflicto armado de la ciudad de Popayán. De esto han pasado dos años de acompañar iniciativas y espacios de construcción de paz y memorias urbanas, en nuevas luchas por su permanencia en sus nuevos territorios. 

Este cambio de aula, de espacio, de lugar, de memorias, implicaba pensar este camino como una conversación, soportado en una idea arraigada en mi vida y es que el conocimiento y la sabiduría están en todas partes, en todo lugar, en todo contexto de lo humano; por supuesto en el barrio, en sus habitantes, en sus memorias que tejen la vida de la región en dimensiones ambientales, territoriales, culturales y sociales. No se trataba de un cambio de lenguaje o denominación, sino de pensarnos un cambio de la relación que ha constituido el conocimiento y la universidad con su contexto. Al barrio Lomas de Comfacauca ya había llegado la Universidad, el maestro César Alfaro había adelantado una década atrás, con estudiantes de la Facultad de Artes, una iniciativa de memoria que todavía permanece en la cancha de fútbol principal, con la cotidianidad plasmada en un mural de grandes proporciones que todavía conserva sus colores y esencia.

En el barrio también venían procesos andando; precisamente nos articulamos con la Junta de Acción Comunal y Ciudadanías para la Paz, una plataforma nacional que viene acompañando las iniciativas urbanas alrededor de la participación en los procesos de paz y la construcción de memorias. Y en conjunto, nos dimos a la tarea de hacer y pensar el VIII Simposio Internacional de Memoria, Conflicto y Paz: arte, tecnologías y memorias, en el barrio Lomas de Comfacauca, para los días 2 y 3 de octubre. Los retos logísticos fueron de envergadura, pero sobre todo iniciar espacios previos en el barrio y la Universidad que permitieran un escenario propicio para una conversación necesaria y urgente, ante tiempos y ritmos distantes en muchas ocasiones.  

Fotografía: suministrada.
Fotografía: Suministrada

Con la complicidad de muchas y muchos, en especial de la profesora Diana Pito, se dio forma a las temáticas generales y de los talleres, pensando en lenguajes comprensibles en el barrio y la Universidad, que las conversaciones y talleres tuvieran “calle”, que sus apuestas artísticas, académicas e investigativas tengan un pilar en el trabajo comunitario y barrial. Así llegamos a pensar los conversatorios, alrededor del arte y la tecnología en los procesos de memoria, la comunicación y la tecnología en las apuestas universitarias y comunitarias.


Los talleres sobre collage, ocupación y autogestión barrial, fútbol, teatro, fotografía, lectura infantil, estampados, escritura, tejidos, sonidos y memorias cotidianas permitieron sentir el barrio y la Universidad en medio de un café, la olla comunitaria y los paisajes montañosos que desde la loma del barrio permiten visibilizar hacia la cordillera Occidental, que en esta ocasión los vientos del Pacifico no alcanzaron a convertirse en lluvias, permitiendo una distribución al aire libre de los talleres y una cotidianidad que se convertía en memoria simultáneamente.  

El barrio, la vereda, la cotidianidad de la vida del común de la gente, sus contradicciones, sus deseos, aspiraciones y memorias son una de las conversaciones necesarias para la Universidad, pero no la única. En estos espacios hay vidas que cuentan historias y tejen sueños, plasmados en arte, ciencia, saberes, literatura, mapas, matemáticas, comunicaciones y todo lo que en la Universidad se construye en su quehacer cotidiano. Este es quizás el mayor aprendizaje del Simposio, que la conversación del mundo del conocimiento en este momento debe propiciar una territorialización de sus saberes, localizarlos para universalizarlos, para que las puertas de la Universidad nunca se cierren a formas de aprender y construir saberes y que el barrio vea en la Universidad una posibilidad de soñar desde la acera de su casa.

Fotografía: suministrada.
Redacción: Jaidiver Ojeda Insuasti Profesor Programa FISH e integrante Comisión De Paz

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