Desde su visión humanista, impulsó iniciativas clave para la democratización del conocimiento. Uno de sus logros más significativos fue liderar la creación del área de Regionalización en la Universidad del Cauca, permitiendo que la educación superior no solo llegara, sino que se empezara a arraigar en territorios como Santander de Quilichao. También promovió la creación del programa nocturno de Derecho, brindando oportunidades a personas que, por sus responsabilidades laborales o territoriales, no podían acceder a la universidad en horarios tradicionales.

Claramente, en sus más de 40 años como Unicaucano, asumió diferentes roles: fue decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, coordinador del Departamento de Antropología y director de múltiples tesis de pregrado y doctorado. Su enfoque siempre fue integral, buscando articular la academia con las realidades de las comunidades y los territorios.

Así pues, durante los días en que se despedía de su vida laboral activa, el profesor Hugo compartió un mensaje que refleja con profunda sensibilidad el amor por su vocación y el legado que deja en cada pedacito del camino recorrido. Sus palabras, cargadas de significado, permanecerán como huella imborrable de su paso por la Universidad, “No solo fui profesor; fui un aprendiz perpetuo. No solo fui directivo; fui un navegante que trazó rutas para otros. No solo fui investigador; fui un puente entre la academia y la sociedad compartiendo el saber en los territorios con la diversidad de personas, donde la reflexión y la acción fueron semillas de cambio. En cada comunidad con la que trabajé, en cada voz que escuché, en cada problema que enfrentamos juntos, descubrí que el conocimiento cobra vida cuando se entrelaza con la realidad y se convierte en una herramienta de transformación”.