Para la Universidad del Cauca, es esencial reconocer las diversas manifestaciones y relaciones que surgen a partir de la apropiación del patrimonio cultural, tanto material como inmaterial. Esta apropiación está vinculada a su legado de formación integral, tanto académica como humana. Uno de los principales desafíos de la universidad es establecer una política que construya identidad y memoria institucional, fomentando un sentido de pertenencia y dejando un legado para las futuras generaciones.

A finales de marzo, el Centro de Memoria Histórica Panteón de los Próceres, sede de la División de Gestión de la Cultura, fue el escenario de una asesoría dirigida por la Mg. Catalina Plazas, experta en políticas de conservación y difusión del patrimonio cultural. En esta ocasión, el propósito fue guiar a la Universidad del Cauca en la creación de su propia política, en línea con las leyes nacionales de protección del patrimonio histórico, artístico y monumental, como explicó Francisco Javier Valencia.

¿Cuándo comenzó este proceso de salvaguarda del patrimonio cultural?

FV: Este proceso viene pensándose desde hace 7 años, entendiendo que la iniciativa “Camino al Bicentenario”, si bien se ha visto desde diferentes ópticas en anteriores administraciones, es en la actual que quedó establecida como proyecto dentro del Plan de Desarrollo Institucional, otorgando valor e importancia a ese conglomerado de elementos, bienes muebles e inmuebles que la universidad ha adquirido ya sea por donación, por compra, o muchas veces, por regalo, volviéndose corresponsable de salvaguardar socialmente junto con la Nación, dichos elementos.